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La mayor parte de nuestro día la pasamos en el trabajo. Puede sonar algo triste o desolador, pero este es un hecho que desvela cómo está configurada la vida a día de hoy. Nuestros horarios y rutinas se configuran en torno al horario de trabajo. Nuestros compañeros son las personas con las que más tiempo pasamos y con las que compartimos, además del trabajo, normalmente una relación personal. Por ello es tan importante cuidar las relaciones en el entorno laboral. Los problemas que pudieran existir en este ámbito repercuten de muchas maneras e impactan en nuestro estado de salud bienestar personal.
Las consecuencias individuales
Las consecuencias más graves se sufren a nivel individual. Cuando una persona no se encuentra cómoda en su lugar de trabajo, suele a padecer una serie de consecuencias negativas que le hacen entrar en un bucle destructivo.
A nivel laboral no es extraño que disminuya su productividad. Los conflictos, la carga excesiva de trabajo o la falta de ciertos recursos, pueden generar distracción o dificultad en la concentración; lo que repercute notablemente en su trabajo. Además, se puede sufrir insatisfacción laboral, lo que hace que exista una desmotivación creciente.
A nivel personal puede generarse un trastorno de estrés y ansiedad. El hecho de no encontrar apoyo y tener que soportar una presión laboral elevada puede hacer que se generen estos problemas de salud. Además, sufrir estrés o ansiedad, se puede reflejar también en otras patologías con diversos síntomas; como insomnio, dolores de cabeza o problemas gástricos.
Las consecuencias empresariales
Las consecuencias de un mal ambiente laboral no solo repercuten en los trabajadores a nivel individual y personal, sino que existe una serie de consecuencias negativas para la propia empresa como institución y como grupo de personas.
Un mal ambiente laboral implica una mala comunicación pero, también, una moral baja y poco compromiso con los objetivos empresariales. La desmotivación y los conflictos favorecen que exista un ambiente tenso en el que no se llevan a cabo las tareas de forma efectiva.
Todo esto, puede llevar a que se aumente la rotación de personal, algo que ninguna empresa desea ya que esto implica unos periodos de formación y adaptación que, muchas veces, dificultan el trabajo. Esto deriva en una disminución en la calidad del servicio que se ofrece, afectando de forma negativa a los clientes, en caso de tenerlos.
Estos factores derivan en un efecto negativo en la reputación de la empresa. Si no se gestionan correctamente estos conflictos y se evita el mal ambiente, la empresa se puede ver afectada a nivel reputacional, lo que dificultará la atracción de clientes y la retención de estos.
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