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Seguramente conozcas a alguien que deje su último resto de bebida en el fondo de la taza olvidado. Existen muchas personas que tienen esta manía. Aunque, realmente, si nos ponemos técnicos, no es considerada una manía. Este comportamiento tiene relación con una cuestión psicológica y evolutiva que podría explicar el porqué de esta actitud que carece, aparentemente, de explicación. Este tipo de comportamientos suele suceder con bebidas como el café o el té, pero puede extrapolarse a toda clase de líquidos y, a veces, incluso a comidas.
¿Por qué dejar el último sorbo?
Aunque pueda parecer que es por capricho, dejar el último sorbo de una bebida deliciosa, no tiene generalmente una razón tan nimia. La realidad es que, cuando se deja un poco de bebida, suele ser porque hay algo en ese último sorbo que incomoda a quien la está consumiendo.
Hay diversos matices que se pueden encontrar en este último trago que pueden provocar esa incomodidad. Entre ellos, la textura, la temperatura, los sedimentos, el color... Así lo ha comentado en su cuenta de Tik Tok la farmacéutica @infarmarte, quien ha explicado que a ella también le sucedía y pensaba que era una manía hasta que comprobó que existía una base científica que exploraba los motivos de esta acción.
Una cuestión evolutiva
Aunque pueda parecer curioso, este hecho podría explicar una cuestión evolutiva. Y es que, los residuos presentes en el fondo del vaso, podrían activar los circuitos cerebrales que están relacionados con la aversión al asco.
El asco es una emoción fundamental en la cadena evolutiva del ser humano, ya que gracias a él se pueden evitar múltiples enfermedades. El asco se relaciona con el instinto de evitar contaminación, aunque esta no sea real y solo sea una percepción nuestra. Por ello, el cerebro, relaciona los últimos restos de bebida con algo indeseable o que puede ser contaminante, por lo que es rechazado por el organismo.
Si quieres evitar que esto te suceda, tendrás que forzar tu cerebro para consumir ese último sorbo. También es importante destacar que, muchas bebidas, dejan posos que pueden resultar realmente desagradables. La cerveza, el café o el té de hoja, por ejemplo. No es necesario que se consuma ese último sorbo, ya que puede contener en él un cambio en el sabor (muchas veces siendo más amargo) y en la textura; llegando a ser arenosa o pastosa. Sin embargo, lo importante cuando disfrutamos de una bebida es que nos agrade, por lo que si no gozamos del último sorbo; no tiene sentido que lo demos y nos amargue el consumo.
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