BMW M5: para ejecutivos con muchísima prisa

La filosofía del BMW M5 no necesita presentación a estas alturas, tras 40 años de historia. Podríamos resumir su enfoque hablando de una berlina capaz de proporcionar las prestaciones y la emoción al volante de un deportivo de raza. El modelo de nueva generación, que ahonda en su escalada de potencia pero ahora con un guiño 'Eco', comenzó a recibir pedidos en noviembre de 2024, muchos de ellos en Estados Unidos (el país en el que más se ha vendido el M5), donde su demanda caerá si no se llega a un acuerdo para aplacar los aranceles impuestos por Donald Trump.

Si por algo pasará a la historia esta nueva variante ultra vitaminada del Serie 5 es por abrirse al fin a la strong>electrificación. No total, porque el M5 no ha renunciado a su propulsor de gasolina, un descomunal V8 de 4,4 litros que por sí solo entrega 585 CV y 750 Nm, sino como híbrido enchufable. De hecho, solo con el motor térmico (con tecnología M TwinPower turbo, colector de escape de bandada cruzada y separación optimizada de aceite), capaz de aullar hasta las 7.200 rpm, ya ofrecería prestaciones espectaculares. Pero la caja de cambios M Steptronic de ocho marchas integra ahora un motor eléctrico capaz de generar por sí solo 197 CV y 280 Nm de par, lo que deja el despliegue de fuerza total en 727 CV y 1.000 Nm.

Las prestaciones con esta combinación se quedan en solo 3,5 segundos para pasar de 0 a 100 y 250 km/h de velocidad punta, aunque también puede taladrar el aire a 305 km/h si el 'ejecutivo con prisa' que lo encargue se anima a coger la opción M Drivers Package. A cambio, la personalidad ecologista sale a relucir con los 69 km de autonomía eléctrica que ofrece gracias a su batería de 18,6 kW, aunque para ello se debe renunciar a rodar a los 140 km/h que puede alcanzar en modo 0 emisiones.

Tracción total... o trasera

Pero hablar de empuje longitudinal del BMW M5 es quedarse en la superficie, ya que todo en su chasis ha sido desarrollado pensando en 'modo Sport'. Para empezar, la tracción total M xDrive deriva un mayor porcentaje del par al eje trasero, aunque también se permite funcionar exclusivamente como propulsión trasera con el control dinámico de estabilidad desconectado (algo que parece solo apropiado para circuito).

La suspensión es de doble horquilla delante y de cinco brazos detrás, por supuesto adaptada al vendaval de fuerza que debe soportar en carretera y circuito, y la suspensión adaptativa M equipa de serie amortiguadores controlados de forma electrónica, con la sorprendente posibilidad de poder ajustar el de cada rueda de forma individual.

De cara a permitir mayores velocidades de paso por curva, su dirección de desmultiplicación variable habilita giros de hasta 1,5 grados en las ruedas posteriores, lo que también facilita la maniobrabilidad al aparcar en un coche cuya longitud roza los 5,1 metros. Y a la hora de frenar, permite elegir entre varios ajustes del tacto del pedal, que gobierna unos frenos M Compound de serie que están aligerados, pero que no debemos confundir con los M Carbon montados de forma opcional.

Claro que esta experiencia de conducción también dependerá de cómo se gestione el sistema de propulsión, que cuenta con un nuevo botón M Hybrid y permite elegir entre los modos híbrido (busca la eficiencia o el rendimiento, en función de cómo estemos conduciendo), eléctrico, eControl (mantiene un nivel establecido en la carga de la batería), o los más extremos Dynamic y Dynamic Plus, que preparan motores y refrigeración para una potencia máxima..

Aspecto intimidante

Aunque todos estos ingredientes se oculten bajo la silueta de una lujosa berlina, es evidente que ciertos rasgos de carácter no podían ser disimulados en su epidermis. Hablamos, por ejemplo, de los ensanchadísimos pasos de rueda, que albergan llantas de aleación de 20 pulgadas en el tren delantero y de 21 pulgadas en el trasero con neumáticos de altas prestaciones. Pero también de los faldones o de la ya tradicional salida cuádruple de escape que asoma entre el difusor.

Plasmar esta deportividad no es fácil cuando el coche en cuestión extiende su longitud hasta los 5,10 m y su batalla hasta los 3,01 m. Pero el resultado estético resulta intimidante en parado; imaginamos que mucho más cuando a través del espejo retrovisor avistemos los enormes riñones de su parrilla, casi cerrados y remarcados por su contorno iluminado.

Con realidad aumentada

El interior luce la ya conocida pantalla curva de BMW, gobernada por un nuevo sistema operativo BMW 8.5 que, según afirman en al marca obedece de forma eficaz a nuestras órdenes vocales. En cualquier caso, no acaba ahí el aluvión de información disponible porque el Head-Up Display, ofrecido de serie, cuenta con realidad aumentada y contenidos específicos para la conducción deportiva o en circuito. Y ante tanta información descubrimos un volante de nuevo diseño, con la base plana y los botones de las funciones M iluminados.

El volante, por supuesto, está forrado en piel, como también de serie están tapizados en cuero merino los asientos, aunque tendremos que pagar 626 euros si en lugar de en negro los queremos en blanco, rojo o anaranjado. Entre el resto de la dotación de serie encontramos también el climatizador de cuatro zonas, los asientos delanteros calefactados, el techo solar panorámico, un equipo de sonido Bowers&Wilkins, alarma...

También en versión Touring

La variante Touring sigue ofreciéndose en esta nueva generación, recordándonos que el concepto familiar no está reñido con la deportividad. Tras su portón eléctrico cuenta con un espacio de 500 l medidos hasta la lona (34 más que la berlina), con argollas y ganchos para sujetar mejor el equipaje y la posibilidad de ampliarse hasta los 1.630 l si abatimos la segunda fila. Tarda una décima más que la berlina en pasar de 0 a 100 km/h (3,6 segundos) y el precio se queda en 166.199 euros.

Y si nos ponemos caprichosos ante la lista de opciones podremos añadir, por 2.164 euros, un paquete Confort con persianas en las puertas traseras y la luna posterior de accionamiento eléctrico, soportes para tablet, teléfono o percha, calefacción en las dos filas (no en la plaza central) y ventilación en las butacas delanteras. O caer ante la enorme tentación de elegir una pintura BMW Individual, con un número de posibilidades tan alto que hará casi imposible que un día nos encontremos por la calle la misma combinación de modelo y color.

Claro que estos caprichos para adaptar a nuestro gusto esta enorme y poderosa berlina elevan una tarifa que de por sí ya es apta para muy pocos bolsillos: desde 163.500 euros.