Wout van Aert dejó una huella imborrable en el Giro de Italia que Simon Yates acaba de conquistar. Su papel, discreto pero decisivo, fue fundamental para que el Visma-Lease a Bike pudiera sentenciar la carrera.
El trabajo de Van Aert en el Giro
A falta de 15 kilómetros para la meta, Van Aert, que se había infiltrado silenciosamente en la fuga del día, tomó el mando y marcó el ritmo con una entrega total.
Durante casi 10 kilómetros, el belga tiró sin reservas, rompiendo el viento y protegiendo a su líder del desgaste en los momentos clave. A cinco kilómetros de la llegada, con el depósito vacío, se apartó tras cumplir su misión: dejar a Yates a las puertas de la gloria.
La escena, épica y silenciosa, fue inmortalizada recientemente por el propio equipo, que recreó el momento con una imagen generada por inteligencia artificial. En el autobús del Visma, durante la última etapa, el gesto fue tomado con humor: una forma de celebrar la entrega de un gregario de lujo que venía siendo cuestionado por su rendimiento.
Van Aert también tuvo su recompensa personal en esta edición de la Corsa Rosa. En la novena etapa, sobre el sterrato camino a Siena, se impuso con autoridad en el sprint final, dejando atrás a Isaac del Toro y logrando su primera victoria en el Giro.
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