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Peyroteo, el 'angoleño' que goleaba a España con Portugal

Nadie le ha marcado a la selección más goles que la leyenda del Sporting: seis

Imagen del Portugal-España jugado en Lisboa en enero de 1947.
Imagen del Portugal-España jugado en Lisboa en enero de 1947.ARCHIVO MARCA
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España lleva en su piel la marca de uno de los mejores goleadores de la historia del fútbol. Es portugués, pero no es Cristiano Ronaldo. Nadie ha hecho más goles a la selección española que Fernando Peyroteo (1918-1978). Jugó cinco veces contra su vecino ibérico y le marcó seis goles. Solo dejó de marcar en el partido disputado en enero de 1947, una tarde en la que Lisboa se echó a la calle para celebrar la primera victoria de Portugal sobre España.

La vida del artillero luso tiene sus raíces en Angola, en la ciudad de Humpata. Allí trabajaba su padre en proyectos ferroviarios hasta que un infarto le costó la vida, dejando a su esposa, Maria da Conceição, sola con 12 hijos.

Fernando era un apasionado de los deportes: natación, remo, tenis, atletismo... Esto no impedía que tuviera algún kilo de más. Hasta que en su vida se cruzó el profesor Angelo de Mendonça, quien vio que ese chico tenía cualidades para dedicarse al deporte más allá de un simple pasatiempo. El baloncesto y la natación ocuparon su tiempo, mientras que el balón de fútbol no era más que un divertimento ocasional.

Teatro, fado, libros...

Poco a poco, el balón de fútbol fue atrapando a Fernando. Cuando se mudó a Nueva Lisboa, hoy llamada Huambo, sus goles ya llamaban la atención. Sin embargo, el fútbol no era lo único que llenaba su vida: el teatro, el fado y los escenarios no le eran ajenos.

En abril de 1936, tuvo que viajar a Portugal por motivos médicos. Era una gran oportunidad para enrolarse en un equipo de la metrópoli y también para estudiar lo que quería: Veterinaria.

El Sporting de Luanda, su club, le organizó una gran despedida que, además, sirvió para recaudar fondos destinados a ayudarlo con los gastos del viaje. Así llegó a Lisboa, la ciudad que marcó su vida.

El húngaro Szabo

Joseph Szabo llegó a Portugal con el Szombathely, club que había pedido al Ferencvaros su cesión para una gira en Madeira. En Hungría no volvieron a saber de él, pues se quedó en Portugal, primero como jugador y después como una leyenda de los banquillos hasta su muerte, acaecida en Lisboa en 1973.

Fernando Peyroteo, con el Sporting.

JUGADOR HISTORICO DEL SPORTING DE ORTUGAL
Fernando Peyroteo, con el Sporting. JUGADOR HISTORICO DEL SPORTING DE ORTUGAL.

Para Fernando Peyroteo, el húngaro se convirtió en el entrenador que marcó su vida, el que le abrió las puertas para que hoy sea una leyenda del Sporting. Sus primeros pasos como Leão fueron con un contrato que no pudo firmar de inmediato porque fue incapaz de levantarse de la cama tras la exigente sesión de entrenamiento dirigida por el magiar el día anterior.

Szabo hizo que Peyroteo priorizara el fútbol en su vida. Se acabaron las tardes de cine, teatro y chicas. El vestuario y las charlas de Szabo se convirtieron en sus nuevas representaciones. “Señor Fernando, este es su cine, deje a las chicas. Primero tiene que convertirse en jugador de fútbol y luego podrá tener a todas las chicas del mundo”, relataba Peyroteo sobre el cambio que experimentó gracias a la influencia de Szabo.

Stradivarius

Sus goles formaron parte de una delantera de época, conocida en Portugal como la de los Cinco Violines: Jesús Correia, Travassos, Vasques, Peyroteo y Albano. Esto le valió el apodo de Stradivarius. El 25 de abril de 1948 se convirtió en leyenda. El Sporting necesitaba ganar en el campo del Benfica por dos goles para ser campeón. Lo logró con un 1-4, y todos los goles de los Leões llevaron la firma de Peyroteo. De esa tarde salió con la gloria... y una quemadura. El masajista dejó un linimento abrasivo en un banco donde Peyroteo se sentó sin mirar, provocándose una herida que desató las risas de sus compañeros.

Perdió una pierna

A los 31 años, Fernando Peyroteo decidió retirarse del fútbol. Un año antes, un grupo de socios reunió dinero para que continuara jugando. Abrió una tienda de deportes en Lisboa, con la que buscó compensar la deuda con aquellos que se volcaron para que no colgara las botas.

En un viaje a España, se rompió el tendón de Aquiles. Eran otros tiempos, y la operación derivó en complicaciones que acabaron en la amputación de una pierna. El gran goleador murió en 1978, siempre ligado al Sporting. Su nombre sigue siendo el primero en el ranking de la IFFHS por promedio de goles por partido en ligas de Europa y América: 1,68.

Con Portugal, marcó 14 goles, seis de ellos a España, en 20 partidos. Cristiano suma tres ante La Roja. 

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