Jesús, ¡qué Bueno!

Un canterano dando brillo a la despedida del mejor canterano de la historia del Sevilla. Un gol de Manu Bueno otrogó el triunfo al equipo de García Pimienta en un partido que no se recordará por el juego desplegado por el cuadro sevillista y sí por el adiós al Pizjuán de Jesús Navas, titular y sustituido a falta de algo más de 15 minutos. No pudo parar de llorar Navas, que hasta se arrodilló para besar el césped de su casa. Un césped que le echará de menos. Todavía no sabe cuánto.

Tras la fiesta, llegó el fútbol. Y el juego lo puso el Celta, al menos durante la primera parte. El Sevilla, quién sabe si adormecido o agarrotado por las emociones del homenaje a su capitán, apenas hiló tres pases en la primera mitad. Los de Giráldez mandaron y jugaron muy bien, encontrando siempre espacios, con Aspas moviéndose a la espalda de los medios del Sevilla con maestría, con Pablo Durán dando un buen dolor de cabeza a los centrales y con Beltrán y Moriba agujereando al rival y saltando presiones -si se podía llamar así- una vez tras otra.

En el Celta funcionaba casi todo. Faltaba nada menos que la puntería, al fin y al cabo lo que hace sumar puntos. En sus mejores ocasiones, Pablo Durán se topó con el palo y Swedberg, el menos fino de los celestes, mandó el balón fuera del estadio, o casi. El desmarque y el centro de Durán habían sido notables. Acertó Giráldez con su titularidad. En el Sevilla, por contra, no funcionaba casi nada. Sólo Lukebakio y Saúl intentaron rebelarse en arrebatos individuales. Un zurdazo del centrocampista exigió una buena parada de Guaita. El Sevilla notaba las ausencias de Isaac, Juanlu y Carmona por una polémica sanción.

La segunda parte fue otra historia. No es que el Sevilla se pareciera el Ajax de Cruyff, pero le puso más energía y comenzó a jugar más en campo contrario, al tiempo que desactivaba al Celta. Manu Bueno avisó con dos remates lejanos hasta que acertó con otro zurdazo desde la frontal, tras un córner a favor del Sevilla. Poco después llegó el momento de la noche, con la sustitución de Navas y las emociones a flor de piel. El Sánchez Pizjuán se vino abajo, como no podía ser de otra forma.

Terminó el Celta en el área del Sevilla, con Alfon muy incisivo, con Álvaro Fernández salvando un mano a mano al propio Alfon y con García Pimienta tirando de cantera -García Pascual al descanso, Darío en la recta final- ante la falta de efectivos. La fiesta terminó siendo total. El héroe y protagonista fue Navas, con un papel especial para Manu Bueno.