- Estadísticas Así vivimos el Espanyol - Osasuna
La International Board, el Comité de Competición, la UEFA, la FIFA y la UNESCO deberían prohibir este tipo de partidos. Espanyol y Osasuna despacharon una antología del aburrimiento en la que se vivió una pelea con la precisión, el remate y la imaginación. Los aficionados presentes merecen un premio a la paciencia.
Los detractores del fútbol pueden comer palomitas cuando se lo cuenten. Un detalle sería devolver el dinero de la entrada o la parte del abono, pero no está la industria del balón para esta generosidad. Cuando el choque iba hacia el récord del mundo sin remates, allá por el minuto 76, Sergio Herrera hizo un paradón a un remate desde fuera del área de Pol Lozano. Con la estirada se pueden hacer pósters.
De horror en horror
En el equipo local, al que le aprieta la clasificación, se percibía el pánico a un error fatal. En Osasuna, instalado en el resort anterior a la zona europea, no se sabía muy bien cómo crear peligro con el balón, del que se hizo propietario desde el inicio. La primera parte fue un cascote insuperable.
A Osasuna le quedan varias semanas sin Bryan Zaragoza, la central de calambres en los rivales. Sin el internacional, con sus fintas y centros, al equipo navarro puede disfrutar de un colchón gigante de puntos. Una víctima de la ausencia es el croata Budimir, de la galería de goleadores que necesitan un convoy que le surta de pelotas.
El Espanyol debería entrar en el césped con un anuncio publicitario que diga: 'Hay que dar balones a Javi Puado', un futbolista que cuando recibe da la sensación de que se puede dejar de mirar el móvil. Esa conexión se logró en pocas ocasiones, ya fuera una vez en la mediapunta u otra en la banda para que lanzara un centro que habría necesitado de Budimir, pero este llevaba otra camiseta.
El paradón de Sergio Herrera
En Osasuna quedaba esperar algo de Aimar Oroz, que se contagió de la falta de inspiración. En el cuadro local sólo cabía esperar que Tamudo se pusiera de corto en algún momento.
La horrenda primera mitad sólo fue mejorada (es un decir) en la segunda cuando el partido entró en la zona del miedo y el cansancio. Osasuna puso algún centro en el área, Joan García despejó una vez de puños y Sergio Herrera mereció la foto del partido por su parada a Pol Lozano. El punto le sirve más a Osasuna que al Espanyol. El homenaje a la nada no merecía goles.
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