Las Palmas y Betis han firmado las tablas en el Estadio de Gran Canaria en un partido en el que los verdiblancos dominaron de principio a fin, pero donde perdonaron ocasiones clarísimas para haberse llevado tres puntos más que merecidos. Los de Luis Carrión, que seguirán una jornada más en el farolillo rojo de la clasificación, se adelantaron en el marcador en los primeros minutos del partido por medio de Moleiro. Y sólo Lo Celso, en el alargue de la primera parte, fue capaz de batir a la frágil zaga amarilla, que aprovechó la falta de puntería de los verdiblancos para arañar al menos un punto.
Los de Pellegrini, que venían lanzados con dos victorias seguidas en su estadio, vieron cómo su falta de pólvora les condenaba el pasado lunes ante el Mallorca. Una historia que se ha repetido esta tarde y que les deja con nueve puntos en la clasificación, desaprovechando una nueva oportunidad de asaltar los puestos europeos de la clasificación. La UD, por su parte, evidencia su mal momento, suma apenas tres puntos en siete jornadas y todavía no ha sido capaz de ganar ningún partido en todo lo que va de temporada.
Moleiro y Lo Celso dejaron su sello
La intención del equipo de Pellegrini desde el primer minuto fue la de hacerse con el control del juego y llevar el peso del partido ante un rival muy necesitado. Pero Moleiro, el mejor futbolista del conjunto grancanario, tenía otros planes... En cuanto recibió su primer balón pegado a la línea de cal de la banda izquierda, sacó su chistera para recortar hacia dentro, tirarle un caño a Ruibal y filtrar un pase a la espalda de Diego Llorente para dejar a Fábio Silva sólo delante del portero. Esta vez fue otro Silva, Rui, quien salió ganador del duelo evitando el primer gol del partido. Pero Moleiro no estaba dispuesto a que las cosas quedaran así...
No se habían cumplido 10 minutos cuando Viti recibió un balón en la banda derecha, vio campo por delante, empezó a correr hasta llegar al lateral del área y con un sencillo recorte hacia dentro logró deshacerse de Perraud, muy frágil defensivamente, para encontrar la manera de poner un centro por abajo. La pelota cruzó un bosque de piernas sin que nadie la tocara para llegar al segundo palo donde apareció, quién si no, Moleiro para empujarla a la red. Fue su tercer gol en lo que va de temporada, un tanto que cambiaba por completo los planes de los dos equipos en el partido.
Al Betis le costó asumir la situación de verse por debajo en el marcador, pero poco a poco fue creciendo y empezó con su habitual carrusel de ocasiones claras perdonadas. La primera, de Diao, cogiendo en el punto de penalti un rechace de Cillessen tras una gran jugada entre Abde y Fornals que finalizó Ruibal con un centro chut muy peligroso. Su disparo, con todo a favor, se fue a las nubes. La segunda, de Lo Celso, aprovechando una falta de entendimiento entre Cillessen y Herzog, aunque pegado a la línea de fondo y con la zurda, no encontró ángulo para llevar el balón a la red.
Abde lo intentó con un remate de cabeza muy forzado tras un centro de Ruibal por la derecha. Fornals, con un golpeo a bote pronto desde la frontal tras un córner. Y la más clara la tuvo de nuevo el extremo marroquí del conjunto verdiblanco, después de una gran jugada de Perraud por la izquierda, aprovechando una sensacional salida desde atrás de Natan, con un centro al segundo palo que Diao bajó de cabeza para que el 10 bético golpeara a placer. Álex Muñoz, con Cillessen batido, logró sacar en la línea de meta el remate cuando prácticamente se cantaba el gol.
El aluvión verdiblanco era total y la UD no sabía cómo ponerle freno. Lo intentaba saliendo muy esporádicamente a la contra tirando del empuje de Fábio Silva, pero Diego Llorente desactivaba todos sus intentos. Entre Fornals y Lo Celso estaban volviendo loca a la zaga amarilla, como en una jugada que Marc Roca finalizó mal, precipitándose con Abde solo a su izquierda. Y en el añadido, ambos fueron decisivos para fabricar al fin el gol del empate. El castellonense filtró un gran pase para Assane y el canterano, en vez de definir en el área, buscó a Gio, que llegando desde atrás no perdonó.
El palo evitó la victoria verdiblanca
El cuarto gol del argentino en cuatro partidos desde que arrancó su segunda etapa en el Betis fue un jarro tremendo de agua fría para el equipo de Luis Carrión justo antes del descanso. De hecho, el tanto llegó con los dos minutos de añadido decretados por Sánchez Martínez ya sobrepasados. Y aunque tras el paso por los vestuarios la UD volvió a intentarlo, de nuevo de la mano de Moleiro, con un disparo que se marchó fuera, y tirando del empuje y la verticalidad de Fábio Silva, el Betis no tardó en hacerse de nuevo con el control de la situación y empezar a dejar la sensación de que el 1-2 era cuestión de tiempo.
El gol pudo llegar a la hora de partido si Sánchez Martínez hubiera revisado una acción en la que, a la salida de un córner, Cardoso recibió un rodillazo de Loiodice en la cara cuando intentaba rematar de cabeza. Cierto es que el centrocampista francés llega a despejar la pelota, pero la peligrosidad de su acción con la pierna levantada a la altura de la cabeza del estadounidense al que golpea era evidente. En el banquillo bético protestaron la acción mientras Johnny se señalaba la cara mostrándole el lugar del impacto al colegiado murciano, que no quiso saber nada de la jugada.
El equipo de Carrión trató de quitarse de encima la presión de su rival con un zapatazo de Essugo desde 30 metros que no encontró portería. Pero el Betis necesitaba muy poquito para generar ocasiones. Una de las más claras la tuvo Bakambu, que perdonó solo ante Cillessen tras un clarísimo agarrón por detrás que, de haberse parado, le habría costado la expulsión a Herzog. Otra, por partida doble de Perraud y el Chimy en la misma jugada, desbaratadas por el guardameta neerlandés. Y la tercera, la más clara, un disparo a la madera de Bakambu tras una galopada de Ruibal. No hay manera de marcar para este Betis...
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