FUTBOL
Celta 0 - 1 Atlético

La Araña tiene mucha tela

Julián Álvarez soluciona sobre la bocina, asistido por Griezmann y después de que el Celta tope con Oblak, otro partido gris de un Atlético que mejora con los cambios y que encara por fin el derbi

Celta de Vigo 0-1 Atlético de Madrid: resumen y goles LaLiga EA Sports (J7)
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Apareció Julián a última hora. Como había aparecido Correa en San Mamés o como había aparecido Giménez ante el Leipzig. Nunca ha sido el Atlético un equipo especialmente bien relacionado con la tranquilidad, pero este curso parece decidido a doblar la apuesta coleccionando sobre la bocina victorias cuando cada empate es un desastre. Y esto último entiéndase en doble vía: las tablas son pésimo resultado... al que suele llegarse desde un pésimo juego. Como el de Balaídos, en fin. Afortunadamente para los muchachos, La Araña tiene mucha tela. Y ahora sí: ahora el derbi.

Flaco favor le hizo el padre al hijo, en este caso el entrenador al fubolista. Simeone (Diego Pablo) colocó como carrilero a Simeone (Giuliano). Contemplaban los acontecimientos desde el banquillo Lino y Riquelme, inquilinos del puesto hasta ahora, incluso Javi Galán, al fin y al cabo único lateral izquierdo específico de la plantilla. Contemplaba los acontecimientos a unos metros Reinildo, que también puede desempeñarse ahí pero que lo hacía (o lo intentaba) como tercer central. Contemplaban unos y otros cómo el elegido sufría la decisión, superado en defensa, inoperante en ataque. El cría cuervos, pero al revés.

Por ahí hurgó el Celta durante casi toda la noche, buscando entre Manquillo y Carreira la espalda del 22 para que primero Williot pifiara un remate, para que después Aspas no dirigiera un cabezazo. Como no hay dos sin tres, antes del descanso llegó la última celeste. La más clara. Porque Borja hizo lo que quiso dentro del área para habilitar en la frontal a Iago, cuyo zurdazo raso encontró respuesta en una mano prodigiosa de Oblak, por los viejos tiempos, para que al intervalo aquello llegara como había empezado. ¿Y el Atlético? Buena pregunta.

Ni cosquillas había sido capaz de hacer el equipo del Cholo a la que se presentaba como una de las escuadras más goleadas de LaLiga. Da la impresión de que, más allá de jugar mal, los rojiblancos juegan al trote de de forma absolutamente voluntaria. Porque a veces podrían desplegarse pero prefieren frenar su ataque, porque cada circulación que se pretende veloz termina siendo imprecisa, porque presionar resulta por momentos una entelequia. Lo que viene siendo un desastre que encuentra su origen en el mediocampo, cierto, pero que se va ramificando para dejar en evidencia a demasiados futbolistas.

Y se antojaría hasta sencillo sospechar que las cabezas estaban en el dichoso derbi, pero resulta por un lado que llueve sobre mojado en ese sentido, nunca mejor escrito con la que empezó a caer en Balaídos, y resulta por otro que todo lo que no fuera un triunfo en feudo olívico abría una distancia que podía entenderse insalvable en lo que a una posible lucha por el campeonato respecta. El Celta no había embocado, pero había sido mucho más equipo. Para empezar, porque no incluía a la pelota en el bando de los enemigos.

Tan dado a los cambios otras veces, Simeone aún aguantó otros diez minutos, iguales o peores, antes de sorprender a la concurrencia incluyendo a Julián... por Koke. Que no había tenido el día, cierto, pero que dejaba huérfana la sala de máquinas. Pocas veces dará Sorloth tantos motivos para suplirlo, sometido siempre por Starfelt, aunque a la primera fue que no. Enseguida el Celta tuvo otra, palmeado por Oblak el testarazo de Borja desde cerca, pero el siguiente movimiento visitante fue el bueno: con Riquelme y De Paul aquello se fue equilibrando por fin, ayudó también la fatiga local, hasta que, justo después de fallar Javi Rodríguez en la otra portería, Julián hizo bueno el balón que puso Grizi (90 minutazos para él)... y el partido que había hecho su portero. Picotazo, en resumen, para solucionar otro enredo.

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