El silencio. Un elemento tan evitado por unos y buscado por otros. Lo cierto es que si vives en una de las grandes ciudades de nuestro país, en un hogar con una familia numerosa o en un trabajo que requiere de grandes maquinarias, poder encontrar el silencio es casi misión imposible. La revista Brain Structure and Function cree que nuestra salud se beneficiaría si tuviéramos dos horas diarias.
Por ahora, este experimento sólo ha podido ser demostrado por ratones, pero muchos ya lo consideran un paso muy importante para el futuro. La investigación consistía en lo siguiente: a los ratones se les ponía sonidos, como música de Mozart, durante repetidas ocasiones. Después, se hacía lo mismo con ruido blanco. Por último, se les dejaba totalmente en silencio.
Según este estudio, todos los sonidos a los que fue expuesto el ratón provocaron que su cerebro se activase. Sin embargo, sólo el silencio consiguió que se mantuviera durante un tiempo prolongado, aumentando estos efectos en el ratón. De hecho, los investigadores aseguran que estos momentos de silencio han ayudado a aumentar la producción de células nerviosas nuevas.
Escuchar música clásica, exposición al sol y prácticas de respiración: beneficios para el cuerpo humano
No sólo estar en silencio puede suponer una ventaja para nuestro organismo, sino que hay muchos estudios que mencionan otras formas beneficiosas para activar nuestro cuerpo. La mayoría avisan de que incorporar estas prácticas a nuestra rutina puede tener un impacto muy positivo en la salud.
Algunas investigaciones detallan que la música clásica puede disminuir los niveles de cortisol, la hormona del estrés, ayudando a calmar la mente y el cuerpo. Por otro lado, exponer nuestro cuerpo al sol nos ayuda a producir vitamina D, vital para la salud ósea y el sistema inmunológico. Por último, los ejercicios de respiración profunda inducen a nuestro organismo a un estado de relajación máximo.
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