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Hace un par de semanas, tras la contundente derrota del Girona ante el Real Betis Balompié, comenté que llegaba el momento de Michel. El club confiaba en él.
Con sentido y con lógica, desde luego, pero también en una situación donde perder el juicio es muy sencillo. Sin la baza del cambio de entrenador, el que tenía que cambiar entonces era el propio Michel. Porque cambios seguro que había que hacer.
El Girona no estaba jugando bien, no estaba siendo competitivo y estaba siendo un rival muy fácil. Si no cambiaba nada, lo normal es que se fuese para segunda, como muchos otros clubes que pasaron de jugar en San Siro a hacerlo en Ipurúa en tan solo unos meses.
Y Michel cambió. Cambió Mucho.
Empiezo por lo menos importante, por lo colectivo, el Girona ha pasado a jugar bastante más directo para así asumir menos riesgos en construcción. El mejor ejemplo es cómo Paulo Gazzaniga ha cambiado los regates que llegaba a hacer en área pequeña ante la presión de los rivales por balones en largo buscando la peinada del punta.
Me da la sensación de que también Michel está buscando menos intercambios posicionales y está llevando más el juego fuera que dentro de cara a que las posibles contras del rival sean mucho menos peligrosas.
También en estos dos partidos, el de Leganés y el de anoche ante el Mallorca, hemos visto fases considerables donde el rival tenía la pelota y el Girona esperaba atrás tratando de guardar la posesión y no dar facilidades.
Es decir, Michel se ha matizado. No ha querido morir con sus ideas. Eso hubiera sido fallar a su labor como entrenador, pero también al club que está confiando en él a pesar de que la situación comenzara a ser desesperada.
Quizás renunciar a su estilo es lo que más le haya costado hacer a Michel, pero aquí lo más importante no es lo que ha cambiado a nivel táctico sino de quién se ha rodeado y de quién ha dejado de hacerlo.
Porque los 0 minutos de Danjuma anoche tras el fallo que cometió en Butarque son tan significativos como lo son las titularidades de Stuani y Portu en estos dos últimos partidos.
El Girona ya no estaba peleando por Europa. ya no estaba tratando de ser un gran equipo. Tenía que bajar al barro, competir de tú a tú y evitar un descenso inesperado. Y para ello Michel necesitaba a jugadores que entiendan, asuman y sepan manejar la responsabilidad que se les encomendaba, poniendo al equipo siempre por encima de su individualidad.
Sólo a partir de esto se puede entender que dos jugadores de 32 y 38años que ahora son titulares, parezcan haber rejuvenecido casi 10 temporadas para volver a ser los delanteros del primer año en Primera.
El partido de Portu ayer es de lágrima. Los goles de Stuani, de estatua.
Es verdad que no fueron solo Stuani y Portu, porque David López y Yangel Herrera hicieron un partidazo, pero sobre todo fueron Stuani y Portu, porque ellos son el Girona.
La permanencia no está todavía asegurada, yo no estaría tranquilo hasta sumar 40 puntos. Pero el Girona ya sabe cómo y con quién competir por la salvación, esto era algo que hace dos semanas no sabía, y eso le hacía tremendamente vulnerable.
Al final, como siempre, lo más importante es saber con quién complicarse la vida.
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