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Ni la pasión del clásico regio femenil, ni el rugido de las Amazonas, ni el deseo de avanzar a semifinales pudieron suavizar la escena más desgarradora de los cuartos de final del Clausura 2025. Jacqueline Ovalle, la joya más brillante del fútbol mexicano actual, cayó entre lágrimas tras una brutal entrada en el cierre del primer tiempo del duelo entre Rayadas y Tigres en el Gigante de Acero.
Todo ocurrió en los últimos suspiros antes del descanso. Diana García, mediocampista de Rayadas, fue con todo al balón en una zona poco peligrosa del campo. La 'China', como la conocen, levantó los tacos y, aunque tocó ligeramente el esférico, su pie derecho se clavó con fuerza directamente en la espinilla izquierda de Ovalle. La imagen fue clara y contundente: plancha directa.
El llanto inconsolable de la 'Maga' Ovalle
La 'Maga', como le dicen a Jackie, se quedó tirada sin moverse. El dolor no tardó en hacerla presa y en menos de un minuto ya tenía encima al cuerpo médico de Tigres. El silencio se apoderó del estadio mientras las lágrimas comenzaban a brotar de sus ojos. A pesar de su carácter competitivo, Jackie sabía que algo no estaba bien. Su rostro lo decía todo. Y su llanto, desgarrador, terminó por romperle el corazón a todo el público.
Las cámaras captaron cada segundo: cómo se cubría el rostro, cómo negaba con la cabeza, cómo intentaba calmarse sin éxito. La sacaron en camilla, montada en el llamado "carrito de las desgracias", mientras el banquillo de Tigres entero la aplaudía de pie. Muchas niñas, que habían ido a verla jugar con ilusión, también lloraban en las gradas. Era imposible no sentirse tocada por la escena.
Jacqueline Ovalle fue llevada al hospital
Aunque Tigres ganaba 1-0 al descanso (y 2-1 en el global), la preocupación por la salud de Ovalle ensombreció cualquier celebración. En el vestidor se confirmó que la jugadora fue trasladada de inmediato a un hospital para una valoración más profunda.
El golpe, además de físico, es emocional: Jackie Ovalle es mucho más que una futbolista, es símbolo, referente y motor de la Liga MX Femenil. Y verla caer así, entre dolor y lágrimas, deja claro que en este deporte todavía hay cuentas pendientes con el respeto y la seguridad en la cancha.
El diagnóstico aún está en el aire, pero el deseo es unánime: que vuelva pronto, y que vuelva fuerte. Porque el fútbol mexicano no es lo mismo sin su Maga en escena.