El Gran Premio de Japón es de piloto. De los buenos, que son los que dan la talla y la guerra. Esa lucha empieza de inicio y en la salida todos los focos los acaparó Fernando Alonso. Prometió dar guerra desde el inicio en una carrera donde ha ganado dos veces (una de ellas fue en Fuji, otra opción) y dejó el primer gran momento de la carrera.
No llovió a la hora de la salida y eso variaba la pelea, pero sí que había charcos en Japón para provocar un mix de condiciones de lo más interesante. Lo leyó Alonso, sin miedo pese al riesgo a tomar cuando decidió lanzarse.
Mientras la batalla por delante quedaba muy estabilizada tras la buena salida de Verstappen, Norris o Piastri, Alonso atacó con todo a Pierre Gasly. Para una pelea que se extendió casi todo el circuito. Salieron pegados del revirado sector intermedio, entraron en paralelo y sin metros a la recta que lleva a la mítica 130R y el asturiano tuvo más valor.
Gasly tuvo que levantar pronto para no ganarse papeletas del drama. Alonso pudo ganar el espacio e hizo pasar su AMR25. Cargado hasta arriba de gasolina, con gomas nuevas y obligado a pisar los charcos de la zona menos habitual de trazada. Pero adelantó y se colocó a las puertas de los puntos.
Las virtudes de Alonso siempre estarán claras y una muy diferencial está en las salidas. En Japón dejó claro que viene a atacar a fondo, algo que ya había dejado claro su equipo durante todo el fin de semana. “Es un bicampeón y de 43 años, pero sigue atacando con todo”, dijo, por ejemplo, Pedro De la Rosa.
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