JUDO - JUEGOS OLÍMPICOS 2024
Judo - Juegos Olímpicos 2024

Auge y caída de Tato

Mosakhlihsvili, la revelación española, pierde el combate por el bronce en 90 kg por un error después de ilusionarse con una medalla

Tato Mosakhlishvili felicita a su adversario tras la medalla de bronce
Tato Mosakhlishvili felicita a su adversario tras la medalla de bronceEFE

Tristani Mosakhlishvili, Tato, un diminutivo que se trajo de Georgia, atraviesa el largo pasillo de las tripas del Champ de Mars Arena, groggy, donde ya ha corrido el chascarrillo que define la situación del pabellón español. "Aquí no gana ni el Tato", dicen los whatsapp. Él, un tipo que "desprende ilusión", según cuenta Laura Gómez, bronce europeo, su preparadora en Valencia con Sugoi Uriarte, subcampeón mundial, está de luto. Ha perdido el combate por el bronce con el griego Theorodos Tselidis, otro de la escuela caucásica que dejó Osetia del Norte en 2018 para abrazar la nacionalidad de su padre. Practicantes de un judo distinto, "sin tanta estrategia, sin tanto suelo", cuenta Gómez.

"Ha sido un error mío. Estoy muy decepcionado, pero orgulloso de mí mismo. Lo tenía bien estudiado, pero fue un paso, cometí un error y me pilló", resume. En esos 48 segundos que, sin ganas de hablar con nadie, reflexiona sobre su sinsabor olímpico aún da las gracias a los que le ayudaron. A Sugoi y Laura, que en el CAR de Valencia, terminaron de pulir a un bronce mundial y a un judoka con recorrido; también a Nico Shera, el bondadoso judoka que el jueves actúa en los -100 kg y que lo acogió, junto a Quino, en el Doyo de Brunete, lo alimentó a su llegada a España e incluso le llevó de uke, sparring, a Tokio 2020, cuando Tato aún no tenía la nacionalidad española, que llegó por carta de naturaleza en 2022.

Después de una mañana soberbia, ilusionante, tres combates ganados con autoridad llegaron dos decepciones seguidas. La primera ante un conocido, el georgiano Lasha Bekauri, oro olímpico, al que tenía estudiado, pero que en un combate de mucho respeto le apartó de la final porque al español, lo que teme Laura, lo sancionaron más que a su oponente, aunque fuera en la técnica de oro. Luego, el dolor se agudiza con la derrota ante Tselidis. A Mosakhilishivili se le cae el mundo encima. Con cautela, se había imaginado con una medalla al cuello, pero la señal de su sueño se ha perdido.

En los seis años largos que lleva en España ha aprendido español, se pasó de 81 a 90 kilos cuando Nico dejó hueco en la cateogría y está integrado en Valencia y en su club. Pero mantiene una relación diaria y estrecha con su familia en Georgia. Su abuelo ya era judoka, "pero no teníamos ni 10 euros para un judogi". Es un verdadero superviviente. "En un Grand Slam en Turquía vinieron todos a verle: su padre, su madre, su hermana, su primo... Parecía un autobús de turistas. Si le mencionas a su madre, se le escapan siempre las lágrimas", descubre Laura. Y esa comunión con el país que le acogió la quería coronar con una medalla que se frustró en un error. Como el que le costó el bronce a Ai Tsunoda. Y a Fátima Gálvez y Mar Molné que lamentan algo que en perspectiva siempre es valioso: estar entre los mejores en algo.

Judo - Juegos Olímpicos 2024'Tato' Mosakhlishvili, el Topuria del judo, a por otra medalla para España
Judo - Juegos Olímpicos 2024Ai Tsunoda le da la espalda al bronce
Radio MARCAPaula Soria se rinde al escenario de París 2024: "No he jugado en un estadio así en mi vida, te sientes una estrella"