Con la toma de decisiones lo lógico es que siempre se busquen objetivos a mejor. Pero en el Valencia la situación ha sido, por momentos, caótica, por ello quienes manejan lo tienen claro. “Lo que ahora no puede pasar es que se tenga la opción de Carlos Vicente y pasen días y días de espera para no tomar la decisión…”. Un símbolo, una imagen... Carlos Vicente, jugador del Alavés. Hace año y medio, cuando despuntaba en Segunda con el Racing de Ferrol, el club lo tenía cerrado pero el largo proceso -y posterior negativa a pagar 600.000 euros a meses vista de acabarse su contrato- hizo que se decantara por la entidad vitoriana. Este es el mejor resumen de lo que ha pasado en los últimos tiempos. Y si se pueden corregir errores es lo que, al parecer, le han hecho entender a Meriton del proceso.
Cuando en MARCA hablábamos de la prueba del algodón de la propiedad con Corberán era la antesala de lo que una semana después ocurría. Saber 'el día y la hora' de dónde se encuentran las partes. Y lo cierto es que Meriton se ha ganado el derecho a la desconfianza por la inacción en momentos clave en cuanto a la de toma de decisiones. Esta vez Corberán les ha hecho verlo de otra manera.
La figura donde 'cogerse' para romper el corsé
Y la figura clave es la de Kiat Lim. Ese ‘vinculo’ era la llave de todo. Porque al hijo del dueño, y presidente a día de hoy, le han trasladado desde hace tiempo que todo apremia en el fútbol. Esta era una ventana por explotar. Por tratar de mejorar. De agilizar pasos. Porque el Valencia ha llegado tarde, muy tarde, al mercado en los últimos años por la inacción de la propiedad. El proceso era largo, tedioso, le daba siempre ventaja a sus rivales directos y con la llegada del hijo del dueño se abrió una nueva ventana por la que tratar de cambiar el momento, al menos la declaración de intenciones desde Singapur se ha dado. Luego está por ver si la hacen o no efectiva con el tiempo. Pero el buen hacer de Corberán ha servido para poner una primera piedra.
Y no hay más que ver los movimientos en el área deportiva. La llegada de un CEO como Ron Gourlay es el fiel reflejo de que algo va a cambiar. O al menos intentarlo. Su experiencia en el fútbol es ‘aire nuevo’ para la estructura de un Valencia que estaba desfasada por la lentitud en la toma de decisiones. Lo que se tiene que ganar ahora es en mayor fluidez.
Protocolo de intenciones: un camino a seguir
Ahora el proceso no será tan largo. No habrá que esperar la respuesta de Singapur que llegaba con días de atraso y provocaba la pérdida de oportunidades. La cadena parece estar clara. Con el Valencia de Valencia (a nivel institucional -Javier Solís- y deportivo -Carlos Corberán-) con el Valencia de Singapur (los Lim, con Kiat como primer receptor) y como enganche a un CEO (Ron Gourlay) con el que ambas partes están de acuerdo.
¿Cambiará en algo el Valencia? Habrá que darle el beneficio de la duda… por los tantos virajes que ha dado en el tiempo.
Las reuniones de Gourlay: Corona...
A partir de ahora, Ron Gourlay toma la dirección de todo lo que corresponde a lo deportivo. Por ello, en cuanto esté en Valencia para ponerse al día de todo, ya 'in situ', es cuando empezará a tomar decisiones en cuanto a infraestructura interna.
Y una de ellas es la toma de o -primera- con Miguel Ángel Corona. El director deportivo hasta el momento aguarda a su llegada para entablar conversaciones y ver qué es lo que quiere de él y cuáles van a ser sus funciones a partir de ahora. De momento, ha paralizado todo lo que le llega al no saber sus funciones con exactitud a partir de ahora.
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