No necesitó correr. No necesitó gritar. Toni Kroos habló con el balón, como siempre lo hizo. 378 días después de su último pase, el centrocampista alemán regresó al Bernabéu. Lo hizo entre amigos, entre leyendas, entre quienes construyeron la historia reciente del club blanco. Y su sola presencia ordenó el caos de un club que este año no ha aprendido a vivir sin él.
En las gradas, los niños que nunca lo vieron en directo entendieron de qué hablaban sus padres. Y los padres recordaron por qué se enamoraron del fútbol. Fue un amistoso, sí. Y sin embargo, todo se detuvo. La grada no lo recibió como a un exjugador, lo recibió como a lo que siempre fue: un faro. Se llevó todos los aplausos de una grada que volvió a soñar otra vez con una historia que nunca debió terminar. Y en el primer balón que tocó, el 8 filtró un pase por dentro para que por un momento, aunque fuese mínimo, todo volviese a la normalidad.
Capitán Raúl... y un 'robo' que nadie entendió
Así las cosas, el Bernabéu nunca olvida a sus leyendas. Uno por uno fueron apareciendo a grito de un speaker que tuvo que parar de narrar la convocatoria blanca cuando saltaron al césped Kroos y Marcelo. Y es que si el alemán puso el orden y la pausa, el brasileño se encargó de poner la samba con su infinita calidad. El primero saldría de sus botas con un brillante centro que cazó Baptista dentro del área. El balón fue tan bueno... que el 12 se atrevió incluso a mirar a las pantallas del videomarcador para revivir el momento y recordárselo a su compatriota.
Y en medio de la fiesta, el Borussia decidió aparecer también para dejar su huella en un partido para la esperanza. De eso se trata. Dos goles en cinco minutos que 'obligó' a los de Camacho a imprimir algo más de velocidad. Ahí llegaría el 'robo' que nadie entendió en el Bernabéu. Una falta en la frontal del área que pedía a gritos estrujar una gota más de la eterna calidad de Kroos, que incluso fue a recoger el balón a la banda. Sin embargo, con todo listo para soñar con un gol del alemán... Baptista decidió aparecer a última hora para quitarle el lanzamiento. Una decisión que sorprendió a Kroos y Marcelo, que no daban crédito a lo que acaba de ocurrir. Afortunadamente, el Bernabéu y Raúl decidieron que esto no podía quedar así.
Un regreso con gol y un detalle 'invisible'
Minutos más tarde, un penalti para el Madrid serviría para dibujar la acción más bonita del partido. Y es que mientras todos los focos apuntaban a Kroos, algo que nunca le ha gustado, el 8 decidió ceder el penalti a Raúl, que haría lo mismo con Marcelo. El excapitán blanco alzó el dedo al cielo de Madrid en busca de una sentencia como hacía el César en el Coliseo romano... y la grada se vino abajo: "Toni, Toni", gritaron antes de que el 7 cediese el balón a su compañero. El alemán engañó al portero y 2-2 en el marcador.
Poco después llegaría el tanto que tanto estaba buscando Raúl, que le gusta competir como a nadie. El 7 anotó el 3-2 y lo celebró como nadie en medio de la locura de la grada... antes de festejar con un divertido putt en el córner que firmaría el mismísimo John Ramm. Sin embargo, en medio de la fiesta... el Borussia decidió aparecer de nuevo para que el partido acabase en empate. Daba igual, el objetivo se había cumplido con creces con un Bernabéu completamente lleno de familias que pudieron llevar a sus hijos para que disfrutasen de un estadio que en partido normal tiene un precio prohibitivo.
Un pase para la esperanza
Y en el 84' llegaría el último adiós de Kroos, que se despidió con la ovación del día... justo en el mismo minuto que aquel 25 de mayo de 2024 durante el Real Madrid-Betis. Un detalle 'invisible' que el alemán agradeció como siempre, en silencio y con un cariño especial para agradecer a una grada que se lleno de esperanza. Porque este tipo de también tienen un trasfondo más importante que cualquier cosa.
Corazón Classic Match 2025: Un pase para la esperanza, donde el Real Madrid Leyendas y el Borussia Dortmund Legends se dieron cita para disputar la duodécima edición del encuentro benéfico que organiza la Fundación Real Madrid. En esta ocasión, los beneficios iban destinados al programa de inserción laboral de jóvenes en situación de riesgo o vulnerabilidad social a partir de los 16 años, dándoles herramientas y formación profesional antes de salir de los centros de acogida.
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