El último baile de Moleiro acabó con su cuerpo sentado en el banquillo, pero con su cabeza haciendo un ejercicio de melancolía. Como si su mente no quisiera abandonar nunca el calor del nido. El '10' se despidió del Gran Canaria en silencio y con la mirada perdida en el horizonte. Cada pase, cada regate, cada instante en la isla parecía resonar en su mente como un eco que se niega a apagarse. Sabía que era su adiós, aunque no lo había soñado así.
Aunque Las Palmas no se jugaba nada, Alberto se tomó el partido contra el Leganés como una final. Fue de los pocos -por no decir el único- que no se preocupó por sus tobillos. El único que intentó algo diferente y el único que salió entre aplausos del césped. La afición comprende que Moleiro salga este verano. Su contrato acaba en 2026 y es la última oportunidad para que el club ingrese 'un pellizco'. Pero también porque su ciclo no puede continuar en Segunda división.
Le tocó ser líder desde muy joven y llevar el peso del escudo en los peores momentos. Queda saber si jugará contra el Espanyol para quitarse el mal sabor de boca o se guarda ese amargo recuerdo como el último sorbo con la amarilla. Su servicio al club está más que cumplido, y ahora le toca volar.
Seguirá en LaLiga
A pesar de los rumores que llegan desde Inglaterra y Arabia, Moleiro jugará la temporada que viene en LaLiga. De momento no hay ofertas, pero Las Palmas sabe que llegarán en cuanto acabe el curso. El Villarreal es el mejor posicionado. La posible marcha de Baena al Atlético dejaría dinero en caja para hacer una oferta por Moleiro. El 'submarino' le ofrece seguir progresando en España y jugar la Champions. Él, que no se dejará seducir por los petrodólares ni las libras de los fondos de inversión extranjeros, sabe que todavía le quedan muchos kilómetros en el fútbol de primer nivel.
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