Tristeza, decepción y aprendizaje en el vuelo de regreso tras la final

El vuelo de regreso del Betis a la capital hispalense después de perder la final de la Conference League frente al Chelsea fue, exactamente, como se esperaba. Cara largas, cansancio, tristeza, muchos silencios, decepción… pero con un mensaje claro y común de puertas hacia fuera: lo ocurrido en Breslavia debe interpretarse como un paso más en el crecimiento del club y como un aprendizaje por si el futuro próximo vuelve a poner a su equipo en las instancias decisivas de un torneo continental.

Los primeros análisis, tanto en el avión como nada más aterrizar a eso de las 5.30 horas en Sevilla volando directamente tras el partido, fueron claros, apuntando a escasez de fondo de armario, en parte por las lesiones que han mermado al equipo en el tramo final de curso, poniendo siempre en perspectiva que enfrente estaba un rival con una plantilla de casi mil millones de euros a la que no era fácil doblegar. Aunque también llamó la atención el bajón físico en la segunda parte y la falta de oficio en determinados momentos para ‘parar’ un partido que, tras el 1-1, se inclinó por completo hacia el área de Adrián.

“No supimos aprovechar la ventaja en el marcador, algo que nos ha pasado casi toda la temporada y en una final europea penaliza mucho”, confesó Isco. “A pesar de lo que hemos dicho en el vestuario, nos hemos refugiado un poco en el marcador, en ese 1-0. Nos hemos metido demasiado atrás, desde mi punto de vista”, sentenció el capitán.

Las lesiones de Ricardo Rodríguez y Abde hicieron mucho daño al Betis, que desde entonces no supo frenar a Palmer. “El segundo tiempo se vio muy condicionado por los cambios. Nos hicieron más daño por esa banda izquierda. Le dieron la vuelta al partido en un par de minutos”, explicó Pellegrini. Y la solución a esa escasez de alternativas no es otra que reforzarse. “Hay que partir de cero la próxima temporada y montar un plantel lo más competitivo posible”, dijo el chileno.

Con el paso de los días, la valoración de la temporada será otra, cumpliendo con creces los objetivos y alcanzando una final continental por primera vez. Una de las mejores campañas en la historia del club. Ahora, la goleada ante el Chelsea hace daño y deja un sabor amargo. El reto debe ser convertir lo ocurrido en un estímulo, en una lección de la que tomar nota, el lógico peaje a la inexperiencia si el sueño es volver pronto a otra final y hacerlo con más y mejores argumentos para buscar la revancha.