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La coronación de Isco

El capitán del Betis busca su noveno título continental tras las cinco Champions y tres Supercopas con el Madrid

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RAMÓN NAVARRO
Actualizado

El deporte casi siempre es un viaje de ascensos y caídas, de luces brillantes y sombras persistentes. Y pocas historias en el fútbol actual reflejan esa dualidad como la de Isco Alarcón, que este miércoles, en la final de la Conference League ante el Chelsea, tiene una cita con el destino. No es solo una final. Es la final. La suya.

Durante años fue el mago de los focos en el Real Madrid, un talento irrepetible que dejó destellos inolvidables en noches europeas. Fue Isco el hombre que acabó con la BBC porque su fútbol era, simplemente, irresistible. Lo recordaba Chiellini, mítico central de la Juve, la semana pasada: "En Cardiff fue Isco el que nos destrozó el plan". Isco dominó las finales de 2017 y 2018 y fue decisivo en 2014 y 2016.

Pero el tiempo, las decisiones y los ciclos le empujaron a un segundo plano en el club blanco. Luego vino una etapa gris, casi negra, en el Sevilla. Y poco más tarde, el silencio. Seis meses sin equipo, seis meses de retiro. Un parón obligado, pero también necesario, para poner freno, mirar dentro de sí mismo y redefinir su camino. “¿Qué quiero hacer con mi carrera?”, se preguntó. Pocos confiaban en una resurrección. Pero él, y los que siempre han estado a su lado, sí.

El malagueño atiende a los medios oficiales del Betis tras conocer que está en la lista de Luis de la Fuente para la Liga de Naciones.

Y entonces, apareció el Betis. Apareció Pellegrini. Y volvió la mejor versión de Isco. En el Villamarín renació, como si el fútbol le devolviera todo lo que le había quitado. Isco se convirtió en faro, en líder, en alma. Empezó a jugar como si el tiempo nunca hubiera pasado. Y cuando todo eran sonrisas, otro golpe. En una temporada que iba a ser redonda, una grave lesión de peroné le dejó fuera de la Eurocopa. Otro golpe. Otro obstáculo. Otro desafío.

Una lesión que no pudo con él

Eran cuatro meses de baja, pero estuvo ocho. Dos operaciones. Ocho meses de dolor, de dudas, de silencio. Pero también de trabajo, de fe y de resiliencia. Y volvió. Otra vez. Con la misma magia. Con más carácter. Con la mirada fija en la gloria. Y el Betis, con él como capitán, alcanzó su primera final continental. Y la cita es hoy, en Breslavia, donde Isco saldrá con el brazalete en el brazo y la bandera del Betis en la mano, como símbolo y corazón de un equipo que sueña fuerte.

De ganarla, sería su noveno título europeo tras las cinco Champions y tres Supercopas de Europa con el Real Madrid. Pocos pueden presumir de semejante palmarés. Pero desde hace unos años su mayor trofeo no se mide en títulos: es su regreso, su lucha, su ejemplo. Isco ha demostrado que hay segundas oportunidades, que con trabajo, humildad y pasión, todo es posible.

Estadísticas de Isco en La Liga 24-25
Estadísticas de Isco en La Liga 24-25

En el horizonte asoma ahora la Selección, su próximo objetivo. Lo dijo cuando muchos lo tomaban por loco, en una entrevista con MARCA, cuando estaba sin equipo: “Lo veo complicado, la verdad. Pero me encantaría ganar algo con la selección. Tengo una espinita clavada con eso, porque sólo he podido jugar un Mundial". Y quién se atreve ahora a decir que no puede lograrlo.

Porque si algo ha demostrado Isco es que la magia nunca se apaga del todo. Y este miércoles, en una noche de luces verdes y blancas, puede vivir su coronación definitiva. Como futbolista. Y, sobre todo, como ejemplo.

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