Allá por el año 2012, Iván Perujo, entrenador de famosos, trajo a España la electroestimulación EMS bajo la marca Efit, procedente de Hungría, tras años de meticuloso estudio para implementar la electroestimulación al fitness.
Era la llama de la revolución del fitness. Causó furor y mucho. Primero entre los famosos y después se fue extendiendo al público en general como la pólvora.
Tal fue el éxito los primeros años, basado en un entrenamiento completamente personalizado, con resultados sorprendentes en poco tiempo y con un seguimiento exhaustivo de la forma física y salud del cliente, que no tardaron en aparecer entusiastas empresarios dispuestos a sacar partido de ese nicho llamativo y novedoso. Parecía 'cool' y gracioso hacer una actividad física hit en apenas 30 minutos envuelto en un chaleco lleno de cable.
Empezaron a emerger marcas y dispositivos de todo tipo. Cada dos calles se podían encontrar centros que ofrecían el servicio de electroestimulación con muy poco conocimiento del sistema, una formación ínfima de los instructores EMS y con dispositivos no contrastados ni aprobados por ningún Consejo Médico. Solo pensaban en el negocio, olvidando casi por completo la calidad del servicio y el seguimiento de la evolución del cliente. Jugaron incluso con la salud del cliente provocando lesiones innecesarias y problemas renales entre otros por el mero hecho de utilizar inadecuadamente y temerariamente los dispositivos.
Demasiado intrusismo en el sector. No parecía importante el conocimiento en entrenamiento funcional, el dispositivo era el protagonista y no tanto el entrenador ni el entrenamiento en sí. La máquina lo hacía todo y poco más había de qué preocuparse. Y cuando esto ocurre… se iba por mal camino.
Estalló la burbuja
Y ocurrió lo inevitable. Estalló la burbuja. Ni era tan negocio como pensaban, los clientes perdieron la fe atraídos en un principio por promesas no realistas, publicidad relativamente engañosa, y muchos llegaron a denominar al sistema como una moda o un deporte para vagos llamada a desaparecer.
Poco a poco fueron echando el cierre la mayoría de estos centros dilapidando la imagen del sistema y sembrando muchas dudas sobre su efectividad. Así terminó esa etapa en la que el electro fitness certificó prácticamente su defunción.
Pero esto ocurrió en España, no en otros países donde el electrofitness avanzó, se profesionalizó, se siguió estudiando, mejorando… y evolucionó, hasta ser avalado por la medicina y prescrito en multitud de casos y para múltiples funciones, desde la fisioterapia y recuperación de lesiones hasta la tonificación muscular y mejora metabólica y de composición corporal.
Aquí en España, y concretamente en Madrid, emergió de las cenizas una marca (I-MOTION), que aprovechando la proyección internacional del electrofitness fuera de nuestras fronteras, como en Estados Unidos, Latinoamérica o Arabia Saudí, creó un dispositivo y bio-Traje con una versatilidad y funcionalidad extraordinaria, extendiendo su tecnología al mundo de la estética y belleza de manera exitosa hasta el momento en un ámbito internacional.
Tal es así que numerosos famosos, equipos deportivos de primer nivel (Bayern Múnich) o futbolistas célebres como Karim Benzema utilizan I-Motion EMS como sistema complementario para mantener y mejorar su condición física.
Cada vez son más los deportistas de élite que recurren a la electroestimulación como método complementario a su entrenamiento. Actualmente, Karim Benzema se vale de este método para seguir en condiciones óptimas para jugar al fútbol de primer nivel, a pesar de sus 37 años. Además de su entrenamiento convencional, utiliza la electroestimulación EMS de I-Motion con regularidad de la mano de su entrenador personal Javier Atalaya, quien le ayuda a mantenerse totalmente en forma y alargar así su vida futbolística.
Roger Marrón es uno de los profesionales EMS que conoce bien el mundo de la electroestimulación, ya que trabaja en un centro en Madrid junto a Ignacio González, entrenador personal y empresario: "Como experto y fiel defensor de la electroestimulación, y después de 12 años de experiencia y estudio perseverante del sistema, pienso que estamos ante la segunda etapa del electrofitness, una etapa depurada, con cabida solo para los defensores y profesionales del método".
"Y mejor así, pocos pero creyentes en lo que hacemos y aplicamos, teniendo en cuenta que el protagonista es el deportista y no el chaleco, que la tecnología ha sido puesta en nuestras manos para ayudar como instrumento adicional del acondicionamiento físico y no para sustituir al entrenador profesional. Si nos servimos de la tecnología en cualquier ámbito de nuestra vida, por qué no hacerlo para cuidar nuestra salud y mejorar nuestro cuerpo? Es hora de dejar atrás ciertos tabúes”.
Tiempo, frecuencia y parámetros
Ahora sí parece que se está ante la oportunidad de apoyarse en un método efectivo, aprobado científicamente y seguro para la salud siempre y cuando se respeten escrupulosamente las indicaciones de tiempo de exposición (25-30 min), frecuencia de entrenamiento (máximo dos veces por semana con 72 horas de descanso entre sesiones) y parámetros del dispositivo adecuados y manejados por un profesional EMS.
La electroestimulación EMS vuelve para quedarse. Comienza una nueva vida que deja atrás la anterior, aquella que era experimental y destinada al fracaso.
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