En el fútbol, como en la vida, las comparaciones son odiosas. Y colocar en a Messi junto a Aspas es, efectivamente, exagerado. Todo el mundo sabe que Aspas es, para el Celta de Vigo, figura más trascedente casi que lo que ha representado Messi para sus equipos. Así de gigante es 'El Príncipe de las Bateas' para su club. En eso, en su enormidad (relativa) comparte similitudes con Messi. También en que porta el '10' y que, en su juego, el gallego ya luce como el argentino. Al menos en el estilo de juego. En su movimiento sobre el verde.
No es novedad que un jugador se recicle y vaya adaptando su estilo para acabar luciendo cualidades diferentes a aquellas por las que se dio a conocer. Casos hay a patadas. Desde Luis Enrique, que empezó de delantero centro y acabó de lateral izquierdo, hasta Jesús Navas, que era extremo y terminó de defensa, pasando por Hierro (de mediapunta a central) o Sergi Roberto (de mediocentro a lateral). El mismo Messi empezó como extremo izquierdo y acabó reconvertido a todocampista. Es un camino similar al que está siguiendo Aspas.
A sus 37 años (los cumplió el 1 de agosto), este pícaro atacante ha sabido modificar sus virtudes para ocultar sus defectos. Las ejerce con una inteligencia que tiene mucho de fútbol de calle. De jugador amamantado más en el fútbol de barrio que en el de academia. Como Messi. El caso es que Aspas siempre ha jugado a medio camino entre el delantero centro, el segunda punta y el extremo. Cerca del área. Acechando rivales y metas contrarias. Y bajo ese instinto goleador los gallegos se han ido salvando en Primera. Esta temporada también apuntan a la salvación. Las apuestas de Betfair le dan apenas un 7% de probabilidades implícitas de descenso.
La reconversión
Ahora Aspas sigue marcando goles y siendo clave en la finalización de su equipo, pero juega más buscando la conexión con la medular para convertirse en un centrocampista ofensivo que parte de posición adelantada, pero que ejerce desde segunda línea. Ante el Getafe, en la victoria del Celta por 1-0 se pudo ver parte de ese fútbol de nuevo cuño, a medio camino entre el '10' y el '8', sinser un '9', pero tampoco un '6'.
En la acción del único gol del partido, el de Moaña partió como mediapunta tirado al costado diestro y acabó poniéndola con la derecha (su pierna menos buena) en línea de fondo para el remate de Douvikas. Antes había intentado tirar una pared con el mismo Douvikas, pero como la jugada no le salió bien, en el rechace se inventó un sprint para ganar el final del campo y colocarla arriba, donde nadie la esperaba.
No fue la única acción en la que se pudo ver a ese nuevo Aspas que no pisa área, sino que orbita alrededor de ella, con un juego pendular que parte de los centrales rivales para crear en otras zonas. Un par de pases al hueco, uno de ellos con el exterior, nacieron de esta estratagema perfecta si sale de los pies de un futbolista de enorme talento como es Aspas. El resultado, claras ocasiones que hicieron incluso que el Celta mereciera un resultado mayor.
Messi, en estos sus últimos compases del fútbol, aplica una fórmula similar. Ya la ejerció con el FC Barcelona en sus últimas temporadas. En el PSG era un mediocampista más y en el Inter de Miami, más de lo mismo. En su caso, se une su particular visión de juego con un ahorro en los esfuerzos que le hace poner energías cuando es necesario. En la ejecución de acciones rápidas, de explosividad y talento. Mucho talento.
Generosidad y goles
El caso es que esta transformación no le está saliendo mal a un Aspas que, curso tras curso, se erige en salvador de un Celta que se empieza a asomar al abismo de saber cómo reformularse cuando el delantero decida colgar sus botas naranjas. La misión es compleja viendo su calidad y talento dentro del verde y los números que genera.
En las últimas temporadas, incluso pese a su edad, no ha bajado de los nueve goles por curso. Y donde no ha rendido ante la meta rival lo suple con generosidad para con sus compañeros. La campaña pasada ya dio 10 asistencias frente a las 9 dianas que marcó y, este curso, ha visto cuatro veces portería rival junto con 3 asistencias. Demasiado vacío para rellenar cuando se marche. Porque, para el Celta de Vigo, las comparaciones entre Aspas y Messi son odiosas. En Balaídos, su Príncipe está muy por encima de La Pulga.
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